Partícula: punto de consciencia de una onda.
Las ideas que interceptan, tajan, acribillan la existencia de mis últimos días, tienden a ser tan vaporosas como el mismo pragmatismo de la vida diaria; ellas logran trasgredir la consciencia y abstraerla del pedestal donde reposa ostentando el nombre de realidad.
“una partícula no es más que el punto consciente de una onda”
Entonces la cuestión de ser o no real empieza a expandir su letargo en campos alucinógenos donde se desvanece la importancia de la vida (no importancia cualitativa sino cuantitativa) y aparecen resúmenes de todo aquello adjudicado de POSIBLE.
Por qué me pesa este lápiz
Por qué agarro mi propio cuerpo
Por qué en cambio no me pesan mis letras y palabras, y luego resulta que sí…
Ya no importa el cuanto, sino el por qué…
Yo recorría un pasillo largo y angosto condenada a dirigirme por su forma rectal y estrujada, pero reaccionando a mi particularidad, decido recorrer el pasillo desviándome de izquierda a derecha y de derecha a izquierda como una despiadada mamba negra, aturdiendo al espacio al probarle la insubordinación de mi cuerpo cuando tomo consciencia sobre los puntos del pasadizo penados por su decisión.
Y ahora, ¡YA NI SÉ QUÉ ES LA CONSCIENCIA! alguna vez habré escuchado sobre el cerebro humano de ser lo único consciente de su existencia, pero el cerebro no sólo está consciente de existir, también esta consciente de no existir, tiene una parte inconsciente y partes mucho más poderosas sin ni siquiera creer poseerlas, es algo dentro de él ubicado en alguna de sus neurálgicas partes lo entendido y concebido como consciencia; es necesaria una millonada de procesos químicos para obtener como resultado una quimérica invención que se dice a si misma. YO EXISTO, e incluso más procesos químicos para brindar consciencia a algo diferente a ella misma y olvidar su genuina realidad inexistente. Olvidar el saber de su existir pero en definitiva no ser un proceso químico sino su resultado, ser consciencia y estar totalmente consciente de su consciencia pero no saber en lo absoluto ni tener el más mi mínimo indicio temor o sospecha de ocupar algún ínfimo lugar en el espacio.
Mi consciencia se atribuye ahora el ser una partícula lejana a lo que ella misma entiende como realidad, ubicada por voluntad en alguna parte del espectro de posibilidades dada por toda la esfera de potencia contenida en una onda.
Una partícula es el punto consciente de una onda, pero la consciencia no puede jactarse de poseer algún peso.